martes, 1 de noviembre de 2011

Vida destruida, mundo construido: Capítulo IV

Pedro vio a este grupo, encolerizado, recordando a su familia, amigos, no podía evitar querer salir corriendo en busca de los vagabundos que lo atacaron, Guerrero lo contuvo lo más posible.

-No, espera, es muy temprano para hacer un ataque directo, son mayoría no podremos con ellos.

-No me importa morir, con tal de que ese hijo de puta caiga hecho pedazos por mis propias manos.

Eso fue lo último que escucho Guerrero de su compañero de viaje, en sus dos días de convivencia, Guerrero le tomó cariño, después de todo, con una historia como la de él, hasta el más frío sentiría empatía por un pobre diablo al que le arrebataron de sus manos a todo ser querido que conocía.

Pedro gritando como un loco, con una piedra en cada mano se lanzo contra el grupo de 5 personas, el líder cuando lo vio sonrío, con una sonrisa macabra, como esperando ese momento hace mucho. Sacó un arma de entre sus abrigos y le disparó en el pecho, el resto del grupo reía como nunca antes en sus vidas. El pobre Pedro terminaba sus días de penas y dolores. El grupo del hombre del parche se alejó al cabo de unos minutos, Guerrero estaba en shock, ni dentro de las fuerzas especiales en las que participaba usaban tal nivel de crueldad, a nadie se le disparaba si no estaba armado con un arma de fuego también, era una ley que todos tenían en cuenta, todos, menos este hombre, que al parecer, la vida de los demás le daba exactamente lo mismo.

Al cabo de unos minutos después de que ellos se fueron, Esteban se acercó a Pedro, quien agonizaba aún, no podía decir nada, estaba pálido como una roca, temblaba, miraba a Esteban que solo decían “por favor, acaba con mi sufrimiento” él lo entendió, y lo llevo a cabo. Con un cuchillo rustico que encontró dentro de la casa que era su refugio, le cortó la garganta, su muerte fue rápida, pero el dolor de llevarse a un inocente le pesaría por mucho tiempo.

Pero la muerte de Pedro para Guerrero fue un cambio de actitud completamente fuera de lo que habría sucedido si seguía trabajando de la misma manera que trabajaba con las fuerzas especiales. Ahí afuera existía gente buena, gente como él, gente que necesitaba ayuda, y que ellos no podrían dársela, como también existían personas malvadas hasta la médula, como el grupo del hombre del parche, y esa gente merecía la peor de las torturas, y él sabía cómo administrarla.

Esteban Guerrero quedó plasmado con la historia de su caído acompañante. Y ahora solo quería acabar con el que truncó su deseo de venganza. Siguió el rastro de aquel grupo hasta una especie de mini hospital, probablemente la consulta de algún doctor en el pasado, se ubicaba en un condominio cerrado por altas murallas y una reja, dentro de esta había una comunidad, que probablemente dirigía el hombre del parche, cuando ellos se acercaron un portero les abrió y les dio un saludo militar. Esteban entendió que aquel hombre era el líder de ellos, y se puso a trabajar en la estrategia para entrar a su fuerte, a su castillo.

Rondó por alrededor de aquel condominio, se subió a tejados por las noches tener una visión más amplia del lugar. Por las noches se reunían en una gran fogata en medio del lugar, desde su distancia no podía saber que hacían, creyó que cantaban canciones, comían, hacían reuniones, le importaba poco, solo quería saber cuántos eran. Calculó que eran alrededor de 10 hombres y 7mujeres, niños no vio. Cerca de las 12-1 de la madrugada la mayoría se iba sus respectivos lugares y se dormían, la casa de el hombre del parche era la de el fondo del lugar, una gran casa, con guardias afuera, estos guardias cambiaban cada 3 horas aproximadamente, aunque no faltaban los que se iban una media hora antes, lo que dejaba un hueco en el horario, ese sería el momento justo para atacar. Examinó los muros con sumo cuidado, todos estaban firmes, pero por un lado un árbol estaba a punto de caer, seria la escala perfecta para poder entrar. No necesitó demasiada fuerza para poder botarlo, aunque causó un poco de ruido, ninguna persona pareció percatarse de lo sucedido. Tenía todos los datos necesarios para actuar, esperaría el día siguiente para comenzar el plan de venganza, ahora solo necesitaba reunir un par de utensilios para su tarea, tenía un cuchillo ya, en la casa encontró paños, una capucha, ropa, increíblemente aun había ahí, tenía todo lo necesario.

La noche llegó y con ellos el hombre del parche, Eran las 21hrs de la noche según su reloj, la gente se reunió alrededor de la fogata como la noche anterior, Esteban se acercó a los muros y algo podía escuchar. Lo que escuchaba era horrible. Al parecer hablaban los hombres que salían con el hombre del parche, ostentaban sus “logros”.

-Yo solo pillé a un hombre y le golpeé con una gran piedra en la cabeza, si no me creen, miren mi ropa, sucia de su sangre y sesos

La gente reía y aplaudía. Otros hablaban de sus hazañas, parecían felices con sus logros. Jamás había visto Esteban tal tipo de escena, gente feliz por acabar con otra, sus muchachos del pelotón cada vez que salían siempre volvían cabizbajos, a nadie le gustaba matar, a nadie, solo a ellos.

Se hizo tarde, la gente se retiraba, esperó detrás de la casa del hombre del parche para ver el momento del cambio de guardia. Cuando faltaba 1 hora, la guardia se fue “estúpidos, por su culpa su líder morirá” pensó Guerrero. Corriendo hacia el árbol que había preparado, saltó con la agilidad de un felino y cruzó la pared. Iba todo de negro, sería imposible reconocerlo en la oscuridad. Con gran velocidad corrió a la casa de su víctima y entró, lo pillo dormido sobre una silla, con una botella de algún tipo de alcohol que preparaban en el condominio. Apenas lo vio de cerca, Esteban comenzó a sentir miedo, era un gran hombre, muy alto, con grandes brazos, no quería matarlo, quería hacerlo sufrir antes, así lo hubiese querido Pedro. Sacó su cuchillo, cortó el paño que traía consigo, y le amarró las manos a la espalda, estaba muerto de borracho, jamás se daría cuenta. Luego le amarró los pies, seguía roncando. El tiempo corría en su contra, tenía cerca de 30 minutos para poder hacerlo sufrir y acabar con la vida de él. Luego de haberlo amarrado, le dio un golpe en la cara, tan fuerte que lo botó al suelo, entonces despertó, furioso, gritando por sus guardias, en ese momento Esteban le cortó la lengua, la sangre corría por todo el piso, El hombre del parche lo quedo mirando con los ojos desorbitados, no entendía que pasaba. Esteban luego de esto le comenzó a cortar los tobillos, a apuñalarlo en las costillas, el hombre del parche solo quería piedad, y Esteban comenzaba a disfrutarlo. Quedaban 15 minutos.

Esteban comenzaba a sentirse exhausto, el hombre lloraba por su vida, seguía sin entender, Esteban se acerco a sus ojos, el hombre más trataba de gritar, se acercó a su oído, y le dijo:

-Esto va por Pedro, grandísimo hijo de puta.

El cuchillo de Esteban se clavó en el ojo bueno que le quedaba, dejó su cuchillo ahí, y con los 5 minutos que le restaron corrió hacia el lugar por donde entró, nadie se dio cuenta, hasta el amanecer.

Esteban había cumplido con la venganza de su amigo, ahora tenía que hacer su trabajo. Con el comunicador que se llevo, llamo a base, dio las coordenadas del condominio y a las 8 de la mañana llego un escuadrón de las fuerzas especiales a desocupar el lugar. Un pequeño grupo encontró el cuerpo del que supusieron que era el líder, en los informes escribieron que el líder había muerto probablemente por una revuelta interna del lugar, cuando encontraron el punto en que Esteban había hecho el comunicado, ya no había rastro de el-

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