Nadie
recuerda cómo empezó todo, solo que empezó en algún momento de la historia y
nadie de aquella época dorada vive aún para saberlo con exactitud. Se cree que
comenzó todo con un conflicto político entre las extremas del país, otros dicen
que fue una guerra encubierta por los medios, los más conspiradores hablan de países
extranjeros fabricando peleas para desviar la atención, y robar recursos
naturales. Los más ancianos apoyan la teoría del conflicto entre ambas
extremas, lo relatado a continuación es lo que uno de los más viejos del
refugio en el cual nací, me eduqué y crié nos contó.
Ya nada es como debe ser.
Recapitulando, hubo un conflicto en el país, partió en Concepción, y como pueden
imaginar, fue la ciudad que más sufrió en todo esto, el parque Ecuador,
completamente quemado, el puente Llacolén, roto en ambas direcciones, el centro
completo en ruinas, el polvo de las antiguas junto a la ceniza se convirtieron
en asesinos silenciosos, intoxicando a las aves, luego a los animales y luego a
las personas, pasarán años antes de que una planta vuelva a crecer en los
alrededores. El conflicto comenzó en Concepción, estalló cuando una de las dos
facciones extremistas, no se sabe cuál de las dos, puso una bomba en la
intendencia, la antigua y la nueva, volando en mil pedazos ambos edificios, ningún
bando se adjudicó dicho acto, pero algo de esa envergadura atrajo la atención
de todo el país, y las fuerzas armadas no tardaron se hicieron esperar. Se
declaró estado de sitio, nadie podía salir de sus hogares sin ser cuestionado,
interrogado o incluso golpeado por los militares que podían cruzarse en tu
camino. De alguna manera esto volvió a suceder, no solo en concepción, sino en
todo el país. El gobierno estaba preocupado, pero fue demasiado tarde cuando se
preocuparon, a un mes del primer bombazo, la moneda volvió a volar en pedazos, pero esta vez no fue
reconstruida.
El miedo se
apoderó de la población, los militares estaban exaltados, y se creó una fuerza
paralela a los militares, su misión: mantener el poder hasta que todo volviese
a su cauce normal, pero como podemos ver, esto no ocurrió. Puede que el plan
siempre haya sido que esa fuerza tomase el poder desde un principio, eso no se
puede saber. Pasó un año, dos, tres, y esto iba de mal en peor, los militares
no podían contener a las personas, las balas empezaron a levantar la voz y
gritar sus canticos asesinos, murieron miles, los más astutos prefirieron
esconderse, para los mártires, no eran más que ratas, para las ratas, los
mártires no eran más que estúpidos.
Las
poblaciones más pobres, como es tendencia, se creía que eran las más
peligrosas, y fueron tratadas como tal, encerrándolas. Muros de dos metros,
custodiados por nidos de ametralladoras para que nadie saliera. Se convirtieron
en verdaderos Guetos. Pero esto no paraba, no pasó mucho tiempo cuando la artillería
salió a las calles, y donde se creía que podría haber algún grupo planeando
algo, era reducido a escombros, nada importaba, el fin justifica los medios
dicen por ahí.
Siguieron pasando
los años, y todo iba de mal en peor, las fuerzas militares se retiraban, o
quizá se iban acabando. La lucha interna comenzó. Las personas en afán por la
sobrevivencia comenzó a pelear entre sí, el enemigo ya no eran los que vestían de
camuflaje, sino los iguales. El anciano que nos contó todo esto, nos dijo que
vio con sus propios ojos, cuando podía ver todavía, como un hombre se comía a
otro, devorando su pierna como un caníbal, como un animal: “¿Saben los que son
los zombis? Si, esos que se supone que se levantaban de su descanso para volver
a caminar y comer personas, creí que él era uno, más con una mirada más
detallada me di cuenta que solo era un pobre diablo, atacado por un hambre
animal”. Los recursos eran pocos, y lo único que se podía comer eran ratas, si
sabias como conseguirlas, de otra forma, terminabas como aquel hombre, atacando
la pierna de otro…
No sé como
irá todo esto, estamos en una especie de sótano, por alguna razón está bien
abastecido, creo que todos los días salen grupos de búsqueda de alimentos al
salvaje Concepción. Me dicen que algún día tendré que hacerlo también, pero que
soy muy joven aun. No conozco lo que es la luz del sol, ni siquiera lo que es
un sol, me dicen que es como una vela, pero redonda, y que te lastima los ojos
si la ves directamente. No sé si esta historia es real, no sé si es solo una invención
de un viejo loco, ciego a estas alturas. Tal vez lo invento todo, tal vez todo
esto no es más que un invento de los mismos adultos para no dejarnos salir, ¿Cómo
será estar afuera? ¿Y si realmente no existe lo que dijo el anciano? Quizás son
solo mentiras, nunca pasó nada, pero no, ese hombre no podía mentir, sus ojos,
aunque ciegos, demostraban que todo alguna vez pasó. Allá arriba debe ser un
mundo completamente nuevo, quizá la naturaleza, al ver que los hombres solo
peleaban entre sí, decidió alzarse de nuevo, reclamando el trono perdido y volviéndose
la reina que siempre fue, aunque apartada y reducida a la plebe, su sangre real
aun corría por aquellas venas, y algún día, tarde o temprano volvería al lugar
que le corresponde por derecho. Espero que sea así, no quisiera que lo primero
que vea al salir de aquí sea aun esa niebla de ceniza y muerte alrededor de
todo, lo único seguro, es que nada volvió a ser como era, lo único seguro, es
que nadie recuerda cómo empezó todo.