sábado, 29 de octubre de 2011

Vida destruida, mundo construido: Capítulo III

Guerrero sabía que la hostilidad del ambiente ahí afuera de la base era grande, pero jamás imaginó que cuán grande era. En su travesía por las ruinas de la ciudad, vio muchos cuerpos, cuerpos de personas, animales, la mayoría perros, sentados, en posición fetal, supuso que murieron de inanición, qué terrible muerte debe ser aquella, morir por falta de alimento. ¿Este era el mundo real o solo una pesadilla de aquel lugar que de niño era tan colorido, tan verde, tan atractivo a la vista?

Pasaron días, meses, Guerrero no llevaba la cuenta exacta de cuánto tiempo había pasado desde que dejó la base. El tiempo causó estragos en su aspecto, ya parecía un errante desde siempre, una gruesa barba, cabello largo y enredado, sucio. Guerrero encontró una pequeña casa solitaria, en su tiempo debió ser muy cotizada, ahora era un agujero donde esconderse. Hacía mucho tiempo que la saquearon por completa, tuvo suerte de que las puertas y ventanas aún funcionaban bien, aunque las ventanas estaban todas rotas, tenían las protecciones, y aunque algo oxidadas, aun cumplían su misión. Eligió esa casa porque sabía que alguien lo seguía, no sabía quién, pero sentía a alguien siempre unos pasos más atrás de él, quizá era un loco psicópata, buscando carne fresca, aunque había cuidado su aspecto para parecer viejo, sabia finalmente que aquellos que llevaban tiempo en el asunto de vagar por la ciudad, sabrían que era bastante joven.

Una noche, luego de haber ido en busca de alimentos, los poco que podía ocupar, unas cuantas conservas, verduras cultivadas por quien sabe, y plantas comestibles que crecían libremente por las destruidas calzadas y carreteras, sintió que alguien se había acercado demasiado a su refugio. Como lo imaginó, era un hombre, bastante demacrado, pero por su altura y musculatura, sabía que un ataque directo le seria des provechoso. Oculto en la oscuridad de una noche sin luna, esperó a que el extraño entrara a la casa, y de un salto salió, lanzándose al invasor con una velocidad y fuerza que ni el mismo conocía. Jamás había luchado cuerpo a cuerpo, aparte del entrenamiento en los gimnasios de la base, con sus compañeros de grupo. El extraño no tuvo oportunidad de nada, salvo de rogar porque Guerrero no acabara con su penosa existencia.

-¡Qué haces en mi refugio!- Gritó con una ira que hasta el mismo se asustó.

-¡Por favor! No me hagas daño, te lo pido, ¡perdóname la vida!

-¡Qué quieres de mi! Aléjate antes de que me arrepienta y te mate.

-¡No, te lo ruego, no busco pelea, sino una alianza!, soy muy viejo para sobrevivir solo en este mundo tan bestial, te pido por favor que me dejes vivir contigo, conozco el lugar como la palma de mi mano, se donde hay comida, pero otros vagos andan en grupos, ya han acabado con mi familia, mis amigos, solo quedo yo, y temo no poder vivir lo suficiente para vengar a mis seres queridos.

Guerrero quedó pasmado con el motivo que le planteó, este hombre sobrevivía solo pensando en la venganza. Por un lado lo entendía, en su posición quizá también habría hecho lo mismo. Una vez calmado los ánimos, se presentaron.

-Soy Fernando-Dijo Esteban Guerrero- Vengo de una ciudad bastante lejos de esta, he caminado hasta llegar acá, buscando un poco de descanso y refugio.

-Yo soy Pedro, he vivido toda mi vida en esta ciudad, solía ser un comerciante de dulces, antes de que todo esto ocurriera…

Guerrero supuso que tampoco ese era su nombre real, imaginó que “Pedro” tampoco creyó que ese era su nombre. Conversaron hasta altas horas de la noche. Pedro era un comerciante, le dijo, Tenia su kiosco frente a una escuela, no ganaba mucho, pero era lo suficiente para mantener a su esposa y única hija. La sonrisa y alegría de los niños de esa escuela era un buen motivo para seguir trabajando ahí. Ellos compartían su alegría de vivir con él, a cambio, Pedro a los que más cariño les tenía, les daba dulces gratis y les ayudaba a los más lentos en el aprendizaje con sus tareas. Vivía una vida relativamente buena, hasta que el caos comenzó.

Pedro se encontraba en su kiosco, escuchando radio y haciendo un puzle del diario. Cuando un extra lo alarmó. En la radio se decía que un grupo organizado de más de 500 personas armada con palos, molotovs, pistolas artesanales y una serie de artículos bélicos se acercaron al Palacio de gobierno. En la radio expresaban que el mismo infierno se estaba viviendo. Su kiosco no estaba muy lejos de aquel lugar, y comenzó a cerrar por miedo. Cuando cerró, el grupo se estaba acercando al colegio, al ver al grupo tan grande, Pedro palideció, jamás había visto algo parecido en su vida. Un grupo aproximado de 5 personas se acercó a él.

-¿Usted trabaja en el colegio?- Le preguntó el que parecía líder de ese grupo.

-No, yo trabajo en este kiosco, por favor, no le hagan nada, es mi única fuente de trabajo.

-No se preocupe, nosotros no somos los malos de la película.

-¿Ustedes son las personas de las que la radio habla, como que no son los malos?

-No lo somos, estamos iniciando una nueva era, un mundo mejor. Nuestro siguiente blanco es este colegio, informantes nos han dicho que acá los profesores, auxiliares y hasta mismos directivos abusan de los niños. Sabemos que una gran mayoría de estos niños son huérfanos, que viven con familias también de abusadores, es toda una red de mentiras este lugar.

Al oír esto quedo espantado, jamás lo imaginó. El grupo en total que se acercó al colegio era algo de 50 personas, entraron por los patios, saltando los altos muros. Luego de esto se escucharon gritos, golpes, voces que pedían piedad, el mismo infierno se estaba desatando. Pedro se decidió por esconder dentro de su kiosco, Y comenzó el desastre. Llegó primero una patrulla, luego dos, luego un camión de militares, todo esto lo vio Pedro, Las fuerzas de seguridad entraron por la puerta, y se desató una batalla campal dentro. Un grupo de rebeldes abrió la puerta trasera del colegio, salió con una gran cantidad de niños, y en este preciso momento, el humilde kiosquero, entendió que lo que ellos decían era verdad, ellos no eran los malos de la película. Un grupo de militares estaba afuera del colegio, y sin piedad descargo sus fusiles contra los rebeldes y niños que arrancaban por la calle. ¿Por qué lo harían si se suponía que ellos debían de cuidar a los ciudadanos? ¿Por qué no arrestar a los rebeldes?

Pasadas unas horas, los cuerpos seguían ahí, pero los militares y policías no, en estado de shock, Pedro salió de su kiosco, y se sintió como en una película de guerra, Mientras veía a los niños llorando de dolor, a sus niños, esos que le pedían dulces cuando no tenían dinero, esos que ayudó con su tarea, todos muertos, o agonizando en un dolor que en sus inocentes mentes no tenía cabida. Pedro se acercó a uno de los rebeldes, y este con sus últimos alientos le dijo:

-Salga de aquí, rápido, antes de que vuelvan y lo maten.

- no puedo, quiero ayudarte, quiero salvar a los niños que quedan, mi auto no está muy lejos de aquí.

-No, si vuelve lo matarán, huya, usted ya sabe demasiado, conduzca por calles solitarias, alejadas de este lugar.

- Gracias por abrir mi mente, joven, jamás hubiera imaginado el infierno que debieron vivir estos niños…

- No agradezca, hágalo cuando este asqueroso sistema de gobierno caiga….

Eso fue lo último que dijo ese joven, que quizá no tenía más de 25 años, pero hablaba como un viejo sabio.

En este punto, Pedro comenzó a llorar, de impotencia por perder a aquella generación de niños que tanto quería, por perder a su familia completa a manos de vagabundos, por perder las amistades que había logrado post guerra civil.

El fuego comenzaba a apagarse, empezaba a amanecer, Esteban le ofreció una manta que encontró en la casa, y ambos durmieron un par de horas.

Cuando esteban despertó, Pedro no se encontraba, por un instante busco su mochila, creyendo que este se la había robado, de ser así, se habría dado cuenta que no era un vagabundo, y tendría que acabar con él, pese que había sido su única compañía durante mucho tiempo. Cuando se estuvo listo para salir a explorar, Pedro volvió con dos conejos.

-Hola Fernando, mira lo que encontré.

- ¡Valla! ¿De dónde los has sacado? ¿De un sombrero de mago?

-Jajajaja, casi, te dije que conocía el lugar bastante bien, y eso quiere decir que tengo trampas por varios lugares donde creía que habían conejos y liebres.

Una vez preparado los conejos, los engulleron con tantas ganas que parecía que no habían comido durante semanas, lo cual para Esteban no estaba muy lejos de la realidad. Al terminar de comer, arrojaron los huesos al fuego, atraer ratones no era una idea muy inteligente, aunque en caso de hambre, no serian una mala comida.

Caminaron cerca de 4 kilómetros, haciendo círculos alrededor de su refugio, hasta que de golpe Pedro frenó, algo lo había asustado.

-¿Qué pasa, Pedro?

-Mira ahí delante, a unos 200 metros.

-Son personas, únanos el grupo para abarcar más espacio.

-¿Recuerdas que te dije que un grupo de vagabundos asesinó a todos mis seres queridos? Ese es el grupo. El puño de Pedro se apretó y temblaba de ira.

-¿Estás seguro de eso? pueden ser otros, quizá también victimas de ellos.

-No, estoy seguro.- Dijo con frialdad- Reconocería al líder de ellos desde esta distancia.

Esteban fijo la vista un momento, supo rápidamente quien era el líder. Un hombre de 2 metros de alto aproximadamente, con una blanca barba, un parche en un ojo y grandes brazos. Esteban sabía que no podía detener a Pedro, sabía lo que estaba dispuesto a hacer, y sabía muy bien que esto terminaría con heridos y muertos.

Cuarta Parte

lunes, 24 de octubre de 2011

Vida destruida, mundo construido: Capitulo II

Pasaron días, semanas, meses sin volver a hacer una redada a los grupos rebeldes, parecía que se habían esfumado de la tierra con la misma rapidez con la que se expandieron. Este tiempo no lo desaprovechó Guerrero. Estudiando, leyendo y practicando el fino arte del espionaje y la infiltración comenzó a mejorar sus habilidades en esta rama. A diferencia de los demás oficiales, Guerrero no quería dormirse en los laureles, usando sucia estrategia política para subir su rango, odiaba la violencia con la que la lucha cuerpo a cuerpo o con armas de fuego causaba, por estos motivos eligió ese camino.

Al cabo de 4 meses una patrulla detectó un grupo de rebeldes de no más de 20 personas, sería fácil desarmar dicho grupo, como era una misión simple, a los oficiales no les interesaba competir por llevarla a cabo, mas Esteban en todo tipo de misiones veía posibilidades, independientes de que estas fueran simples grupos nacientes, o grandes comunidades estructuradas.

Guerrero eligió a los 5 mejores soldados de su pelotón, no necesitaría más dedujo. Utilizando sus nuevas habilidades en la infiltración, se acercó a lo que parecía una farmacia, los rebeldes utilizaban estos tipos de edificios porque representaban una ventaja estratégica en cuanto a estructura y vida, dedujo que como era un grupo pequeño, esta edificación será bastante para ellos. Luego de examinar el lugar, esperaron el anochecer, no había luna, era el momento ideal para una redada sorpresa. Cuidadosamente subieron al techo de la farmacia, entraron por los ductos de ventilación emitiendo la menor cantidad posible de ruido, la idea era atrapara todos y cada uno de ellos, interrogarlos y luego llamar a una patrulla para transportarlos. Una vez dentro de los ductos permanecieron quietos por una hora, la idea era que se acostumbraran al lugar, evitando cualquier movimiento que los delatase. Un soldado raso, imprudente, decidió adelantarse pese a la orden, graso error, había avanzado medio metro cuando la sección en la que se encontraba cae, alertando a los rebeldes, fue acribillado cruelmente, apenas salió del shock que le produjo la escena bajo con el grupo restante de fuerzas especiales, acabaron con ellos fácilmente, no eran más de 10 los que oponían resistencia, y sin el entrenamiento militar sus adversarios no eran más complicados que dispararles a unas dianas. Las armas callaron, los cañones de los fusiles humeaban como chimeneas en un día de invierno. Comenzaron a registrar el lugar, al parecer habían escapado todos en el momento del tiroteo, todos menos uno. Encerrado en un closet, al fondo de este, estaba un hombre, de contextura gruesa, bastante bajo, tiritando de miedo, orinado encima este suplicó por su vida.

-Dime tu nombre prisionero-dijo Guerrero frente a él- y el nombre de tu organización.

-ss...soy... Fer…Fernando, no me haga nada por favor, cooperaré con ustedes, solo no me haga nada

- ¿Para quién trabajas? ¿Cómo se llama tu organización?

- Soy de “La neo esperanza”

-¿Cuántos componen tú comunidad?.

- Más de mil personas, entre hombres, mujeres niños y ancianos, no sé cuantos exactamente, pero somos muchos.

Más de mil personas, esta información era jugosa, los demás oficiales no lo creerían, si llegaran a desbaratarla sería el mayor logro en años, y sin duda, como Guerrero descubrió dicha información, el sería el encargado de llevarla a cabo, y la recompensa seria solo para el.

Esperaron que llegara la patrulla de apoyo al lugar y ordenó que se llevaran al prisionero al interrogatorio de la base para oficializar dicha información, se lo llevaron a rastras, mientras lloraba como un bebe suplicando a Guerrero que lo liberaran. Él solo tenía en mente una cosa en ese momento, si lograba ser exitosa la destrucción de dicha organización podría tener un puesto más alto, seria la envidia de todos los oficiales, y sobre todas las cosas, a su temprana edad, podría dirigir el gobierno que se instalaría una vez que todo volviese a la normalidad. El solo pensar en eso le causaba un gran placer, una sensación indescriptible en su mente, dejar de luchar, ver el mundo como lo veía a su temprana edad, eran solo nubes en un mundo en el que las ruinas, las calles rotas edificios a medio caer, ni un solo árbol verde que disfrutar, ninguna plaza con niños jugando en ellas. Esto le daba nostalgia, y se le comenzaba a reflejar en sus facciones del rostro. ¿Y si no fuera todo así? ¿Si las guerras que se formaban cada cierto tiempo no fueran necesarias, simplemente se cansaran de pelear y dejaran que los rebeldes tomaran el control? No, imposible, no se podía permitir semejante insulto le decía su mente, eso solo era una idea sin sentido. Mientras iba de vuelta a la base siguió con estas ideas en la cabeza, hasta que se olvido de ellas una vez que llegó a su habitación.

Al día siguiente pidió el informe de la declaración del testigo, este informe constaba con el lugar, los puntos fuertes y débiles de su refugio, era una mina de oro por explotar. Una vez que lo tuvo en sus manos, se dirigió donde el Coronel San Marcos para informarle de de los sucesos de la última misión.

-Señor-dijo en tono solemne Guerrero- Aquí tengo el informe del testimonio del prisionero que capturamos en la misión.

- Estoy al tanto de eso comandante, ¿supongo que ud quiere ser la persona en dirigir un ejército lo suficientemente grande para acabar con esa gran organización verdad?

-La verdad Coronel, tengo otra idea para llevar a cabo esa misión.

- ¿sí? Cuénteme por favor.

- Creo que la mejor idea para desbaratar a esos rebeldes es entrar incógnitamente

- ¿De qué habla comandante? ¿Cómo quiere hacer entrar a un ejército dentro de una organización rebelde sin que se den cuenta?

-¿Quién habló de un ejército? Entraré yo solo, he estado practicando mis habilidades de espionaje e infiltración, creo que tengo la capacidad para entrar sin que me detecten, poder formar parte confiable de ellos y luego comenzar a destruirla desde dentro.

El Coronel San Marcos quedó boquiabierto con tales ideas tan descabelladas que Guerrero le presentaba, mas por otro lado si no resultara como dice, no perderían más de un solo hombre, tomando en cuenta la posibilidad de movilizar un ejército completo y fallar de igual manera. Al cabo de unos minutos de silencio, en el que ambos se mostraban seguros de sus decisiones, el coronel accedió a autorizar la misión, algo suicida por lo demás.

-Gracias coronel, no lo defraudaré.

-Espero que sea así comandante.

Guerrero salió de la oficina del coronel con una sensación de satisfacción que jamás antes había sentido, sabía que podía con ello, sabia los peligros que estaba a punto de sufrir, pero su orgullo y deseo de poder fueron más.

Comenzó a comer menos, entrenar menos también, su plan consistía en personificar a un vagabundo, sabían que estos grupos aceptaban a vagabundos dentro de sus filas, independientes de su edad, Guerrero sospechaba que lo hacían solo por necesidades estratégicas, eran vagos, conocían el lugar, sabían donde ocultarse, y esto les daba una considerable ventaja a la hora de salir a buscar suministros y encontrarse con una patrulla de soldados. Se dejó la barba y el pelo largo y a gastar su ropa informal, estaba casi listo para salir en su misión. Los otros oficiales ya no le dirigían la palabra, suponía que por envidia y por orgullo, no podía aceptar que alguien como él, un joven con un apellido común, sin herencia militar, sea mejor que ellos. A Guerrero le daba lo mismo, no le importaba que dijeran de él, sus preocupaciones iban más allá de ahora en adelante.

Y llego el día, su pelotón lo despidió con disparos al aire, deseaban verlo de regreso. De alguna manera, Guerrero les tomó cariño a ellos, los veía como sus hermanos menores, de el dependía su seguridad ahí afuera y no podía permitirse que alguno se perdiera. Con una lagrima saliendo de sus ojos, dio media vuelta y se encaminó al salvaje mundo que era la ciudad ahí afuera. De ahora en adelante estaba solo, tenía un comunicador que debería usar 1 vez al mes a cierta hora. Solo eso se llevó consigo de la base, y una vieja mochila, ahora solo el destino diría si su misión seria fructuosa o no.

Capítulo I

jueves, 20 de octubre de 2011

Vida destruida, mundo construido: Capítulo I

Capítulo I

Esteban Guerrero, soldado de las Fuerzas de Recuperación del Poder (FRP) la llave para acabar con la mayor organización de resistencia que estaba quedando, sorprendió a todos con su estrategia.

Esteban era solo un soldado raso cuando el país, y luego el mundo, se hundió en el caos que ahora lo domina. Era un joven con proyecciones dentro de la rama de la policía, se esforzaba mucho por destacar dentro de su escuadrón, lográndolo fácilmente al cabo de un par de meses el liderazgo de este. Al cabo de un año ya era capitán y se codeaba con los grandes oficiales del ejército. Entre ellos discutían que misión fue más exitosa, la envidia era algo muy común dentro de ellos, todos querían escalar más alto y más rápido que los demás, Esteban los miraba con admiración, él había perdido contacto con su familia al cabo de pocos días de comenzado el desastre, los únicos modelos a seguir eran los buitres de alto grado que le enseñaban a comportarse como uno de ellos, una piraña más dentro de un estaque bastante grande por ahora.

Pasaron los años, y como todos veían venir, Esteban Guerrero, Sargento de un pelotón, se convirtió en Comandante. El futuro era prometedor, era ahora uno más de los altos rangos dentro de la FRP y como era de esperarse, quería tanto poder como le fuera posible conseguir, los demás oficiales de alto rango ya le habían envenenado los pensamientos con aquellas ideas que sin saberlo, llevaron a la ruina al mundo tal cual como era. Todo parecía decir que una vez terminado el trabajo de ellos, estos mismos serian los encargados de dirigir el gobierno, por lo menos a nivel país, y se necesitarían a los oficiales de mayor rango para esto.

A guerrero no le interesaba mucho el combate cuerpo a cuerpo, a su corta edad de 25 años y con su alto rango, ya había dirigido unas cuantas misiones de desarme y desintegración de rebeldes, todas muy bien dirigidas, pero él prefería ser más sutil, ir de frente con un pelotón es algo peligroso, y muy llamativo. En cierta ocasión mientras interrogaban prisioneros, le sorprendió ver a hombres y mujeres muy jóvenes, incluso menores de edad, tan decididos a ocultar nombres, lugares, etc. Con tal de mantener su organización intacta. Guerrero acercándose a un prisionero amarrado a una silla, el joven parecía decidido a no decir nada, tenía un rostro serio, una mirada fría, evitando demostrar cualquier sentimiento posible, cualquier pista que le les demostrara algo que pudieran sacar de provecho. Guerrero se sentó frente a él y comenzó a preguntar:

-Dime tú nombre prisionero y el nombre de tú organización, sabemos que ustedes no son todos los que hay.

El joven no dijo absolutamente nada. Llamó a un subordinado, le ordenó apretar sus amarras, el joven pareció ceder por un segundo, al próximo volvió a su estado original. Volvieron a apretar las amarras, sus muñecas, sus tobillos comenzaron a tomar un color morado hasta que al fin el joven accedió a cooperar, y preguntando de nuevo Guerrero:

- Dime tú nombre prisionero y el nombre de tú organización.

-Me llamo Martín, mi apellido no es de importancia, soy de la organización Libertad y Justicia.

- ¿Dónde se esconden los demás? Según informes entendemos que su organización es la más grande dentro de la que las que tenemos antecedentes.

-Eso no me sacarán ni a golpes, no pienso rebelarles esa información a agentes como ustedes, que se llaman a sí mismos regidores de la justicia cuando no hacen sino todo lo contrario.

Esteban quedó paralizado con tal acusación, él siempre creyó que su bando era el de los buenos, que aquellos rebeldes que se oponían no eran más que personas que solo querían vivir en la destrucción. Martín se dio cuenta de que este fue un duro golpe para el soldado, y rió como nunca antes había reído.

-¡Calla esa boca antes que la haga callar a puñetazos mierda!

- Fue un duro golpe ese ah. Siempre creíste que eras el bueno, jajajaja, no sabes lo que hacen tus altos mandos, ¿verdad? No eres más que una marioneta dentro de este juego.

- Eso es una mentira, ¡llévenselo a la base, y que lo procesen como a los demás para que lo asignen dentro de nuestras cárceles!

-¿Realmente crees que tienen cárceles? Eres más imbécil de lo que pensaba amigo.

Esa fue la última vez que vio a Martín, un joven de no más de 20 años, tan terco como una mula, pero tal vez, solo tal vez más sabio que todos los oficiales juntos.

Una vez llegado a la base se dirigió donde el Coronel San Marcos, atormentado por las palabras del joven mártir que vio partir en su última escaramuza.

-¿De qué diablos está hablando Comandante?

- Eso fue lo que ese prisionero me dijo, que somos los malos, que somos nosotros los que estamos destruyendo, y ellos son los que reconstruyen.

- ¿Y usted le cree a un delirante rebelde que encuentra por ahí? No se deje llevar Comandante Guerrero, estas personas están acostumbradas a la manipulación, al chantaje, por eso sus organizaciones son tan grandes, convencen a cualquier vagabundo que va quedando por las calles, los envenenan con su discurso y ya tienen otro soldado para ellos.

Sintiéndose más tranquilo sobre ese tema, recordó lo último que le dijo:

- ¿Y qué hay de cierto de que las cárceles donde enviamos a los prisioneros no existen? ¿Que se supone que hacemos con ellos una vez capturados?

- Esa información es clasificada, su rango no le permite saber más. - Sacando una pipa de su bolsillo continuó- Y no quiero que vuelva a tener esas dudas, ni esas preguntas, si vuelve a molestarme con tales tonterías lo degradaré y no será más que un soldado raso ¿Entendió bien?

- ¡Sí señor!

Y Esteban guerrero, saliendo de la oficina del Coronel San Marcos, sintió algo en su cabeza, era la duda, la duda que no podría volver a quitarse de la cabeza hasta que supiera toda la verdad.

Capitulo II

martes, 18 de octubre de 2011

Tragodía

La fecha la desconozco. Hace mucho que dejo de importarnos, supongo que ese tipo de cosas ya no nos importa.

Han pasado meses, quizá años, no sabría decirlo. Vivimos en un estado de sitio constante. La sociedad como la conocíamos ya no existe. Vivo en un lugar que no conozco, creo que antes era conocido como Universidad según las personas que llevan tiempo acá. Resumiendo las cosas, mis padres participaron en en esta revuelta que se inició hace mucho. Encerrados como ratas creo que es el mejor termino para utilizar. Según los mayores, todo comenzó con la caída de nuestro "sistema de gobierno" no se pudo solucionar y comenzó el caos. Por lo que dicen no se podía circular por las calles sin el miedo de ser secuestrado por los que antes estaban al servicio nuestro. Llegaron a este sitio porque es fácil de fortiticar, antes de que todo comenzara, me han contado que estas Universidades eran tomadas para exigir algún cambio, ahora son refugios necesarios para poder mantenerte a salvo.

Nuestra comunidad ha crecido y fallecido en este lugar, no conozco más allá de lo que los fuertes muros que hemos construido, supongo que era una necesidad si no querías que agentes externos, incluso otros sobre viviente, te quitaran el lugar y te lo quitaran a patadas quedando a merced de lo salvaje que hay ahí fuera.

En fin, vivimos en relativa armonía, hasta ahora. Nuestros centinelas nos informaron de que esta calma no duraría mucho, y así fue, hasta hace un par de días comenzaron a ver observadores, quizá otro grupo de sobrevivientes, quizá agentes que nos secuestrarán para quién sabe qué motivos, la lucha comenzará denuevo, la lucha por la supervivencia de nuestro grupo, la ley de la selva, solo los más fuertes sobreviven. No tenemos mayores armas para defendernos, solo palos con punta, fuego que hemos mantenido con nuestras vivas, y uno que otro arco y flecha, supongo que los pioneros creian que usar armas de mayor potencia podría poner en peligro la comunidad interna.

Han pasado varios días, y no hemos sabido nada de nuevos avistamientos de nuestro sentinelas, esto comienza a ponerme nervioso, se comenta que quizá vieron lo fortificados que estamos, y desistieron, los más pesimístas hablan de conspiraciones, lo dudo, todos estamos muy unidos como para traicionarnos, eso es lo que me dicen a mi para estar más tranquilo... Aunque no puedo evitar pensar en ello. Aún así, se respira cierta tensión en el ambiente, la calma que precede a la tormenta.

Las guardias se hacen más extensas, esto tiene color de hormiga, hay algo que va a pasar y no creo estar lo suficientemente capacitado para soportaro.

Ha llegado el día, nuestros centinelas nos dicen que ven mucho movimiento afuera, y no de supervivientes como nosotros, se escuchan motores de maquinas que solo conozco por los libros que he podido leer en la biblioteca, me asusta pensar que quizá se hacerca el fin de el micro mundo que se ha mantenido firme por una cantidad de tiempo que desconosco....

Los sabios tenían razón, nuestros centinelas nos vendieron, hace dos noches escuché a uno hablando por el gran muro que separa la antes calle transitable, de nuestro refugio. Nos vendieron a cambio de su propia seguridad, tal como temiamos, son los agentes especiales del antes gobierno quienes nos quieren sitiar. Los más jovenes no estan enterados, viven su vida, tal cual como la conocen, por decisión de los sabios, a ellos no se les permite entrar a la bibioteca, prefieren que no conozcan el mundo como era, que piensen que esto siempre fue así, pero mi curiosidad fué demasiada, sé como era el mundo antes de lo que pasará, se lo que estos agentes pretenden hacer, pero no puedo hacer nada al respecto.

El día ha llegado, nos hablan desde afuera con una especie de amplificador de voz, nos piden que nos rindamos, que dejemos el lugar, que le mundo ha cambiado, ya no existe peligro ahí afuera, a grito les decimos que no le creemos, que si no se alejan de aquí pelearan y perderán, no es así, no tenemos la tecnología que ellos tienen a su lado.. es solo cuestión de horas, minutos, y empezará una batalla campal que el mismo infierno crearía para su entretenimiento.

Comenzó todo, escuchamos como intentan derribar nuestros muros con sus vehiculos, estos se tambalean como un castillo de naipes, nos refugiamos en los edificios, no queda otra opción, es solo cuestión de tiempo para que entren y nuestros centinelas les den las ubicaciones de los escondites, el show ha terminado.